El avance de los desfibriladores

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De los siete millones de deportistas menores de 35 años en España, cabe esperar una muerte cada 300.000. En año, unas 40 muertes.

 

 

 

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POR JOSÉ CALABUIG, ESPECIALISTA DE CARDIOLOGÍA DE LA CLÍNICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Día 30/10/2010

La muerte inesperada durante la práctica deportiva es un acontecimiento al que no nos acostumbramos, y su visualización en directo recogida por televisión durante una competición nos provoca múltiples preguntas. La muerte súbita es la pérdida brusca del conocimiento. Se suele manifestar con un síncope o caída al suelo, sin dar tiempo a nada.

El resultado final puede ser una parada cardiaca y la evolución posterior dependerá de si existen cerca desfibrlidadores y personal sanitario u otras personas capaces de realizar correctamente una RCP. Si está se lleva a cabo, correctamente, tendremos una parada cardiaca recuperada, si no la muerte definitiva del individuo. Un avance reciente ha sido la presencia de desfibriladores en muchos lugares públicos, que reducen y reducirán el número de muertes en el futuro.

Las causas por debajo de los 35 años casi siempre son por malformaciones congénitas: miocardiopatia arritmogénica del ventrículo derecho (caso del futbolista Puerta); miocardiopatía hipertrófica; coronarias anómalas; miocarditis causada por virus (probable caso de Jarque); o hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo idiopática. En mayores de 35 años, lo más común son lesiones (colesterol) en las arterias coronarias, pero también posible en edades más jóvenes, como el futbolista Miguel García, que sufrió un infarto de miocardio. De los siete millones de deportistas menores de 35 años en España, cabe esperar una muerte cada 300.000. En año, unas 40 muertes.

En el deporte profesional son escasas, pero su trascendencia elevada. Los deportistas deberían realizarse revisiones más exhaustivas porque muchos problemas se descartan con una sola exploración: analítica exhaustiva, ecocardiograma, RNM, TAC coronario, prueba de esfuerzo, Holter, estudios genéticos. El estrés, la tensión de la competición (hay que ganar) o los entrenamientos más intensos, pueden ser causas que ayuden a poner en evidencia muchos de estos problemas, a veces no diagnosticados.